No es falta de tiempo, es falta de decisión. No es que no sabés quién sos, es que no te animás a serlo”.
Esta frase, tan poderosa como incómoda, nos enfrenta a una verdad que evitamos con frecuencia: muchas veces no es el entorno, ni el sistema, ni las responsabilidades lo que nos detiene… somos nosotros mismos.
Vivimos en una era en la que el talento, el conocimiento y las herramientas están más accesibles que nunca. Y sin embargo, seguimos posponiendo esa conversación pendiente con nosotros mismos:
¿Estoy viviendo en coherencia con quien realmente soy?
El problema no es el tiempo. Es la postergación
Decimos que no tenemos tiempo para estudiar, emprender, cambiar de carrera, empezar ese proyecto pendiente, dejar un empleo que no nos representa, o simplemente atrevernos a mostrarnos como somos.
Pero lo que falta, en el fondo, no es tiempo:
Falta claridad, falta enfoque, y sobre todo… falta decisión.
Saber quién eres no es suficiente
Una parte de ti ya sabe lo que quiere. Ya sabe qué te emociona, qué te duele, qué te inspira.
El reto no está en descubrirlo, sino en tener el coraje de actuar en consecuencia, aún con miedo, aún con dudas.
Ser auténtico es un acto revolucionario en un mundo que constantemente te pide que encajes.
Decidirte a ser tú no es un lujo, es una necesidad
El liderazgo personal empieza por dentro.
No necesitas tener todas las respuestas para empezar, pero sí necesitas tener la voluntad de escucharte, de cuestionarte, y de hacer algo al respecto.
La decisión de cambiar, crecer o liderar no nace en un plan perfecto, nace en un momento de honestidad contigo mismo.
Reflexión final
¿Y si el verdadero obstáculo no es el tiempo, sino las excusas que aprendimos a perfeccionar?
Es hora de dejar de esperar condiciones ideales y empezar a crear realidades posibles desde nuestra verdad más profunda.
No se trata de tener todo claro. Se trata de tener el valor de dar el primer paso.